Los docentes en Finlandia se sienten elegidos y eso
propicia clases competentes y de calidad
“La
igualdad debe servir para equiparar a todos por arriba, nunca para rebajar el
nivel”, ha dicho la hispanista finlandesa Inger Enkvist en el 39 Congreso de la
CECE.
28-10-2011
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Inger Enkvist, hispanista y catedrática de
Español en la Universidad sueca de Lund, ha hecho una comparación de dos
sistemas nórdicos con resultados muy diferentes en las evaluaciones
internacionales: Finlandia, que siempre encabeza las listas, y Suecia, que
aunque en los 70 lideraba este tipo de estudios, por una “política de igualdad
mal entendida y equivocada ha perdido mucha calidad en los últimos 20 años”.
En su ponencia, “La escuela excelente en
los países nórdicos. Liderazgo y clima escolar”, Enkvist ha detallado las
características de la escuela finlandesa, lo que le ha llevado a encabezar
todos los rankings internacionales. Así, destacó la calidad de los docentes y
de su formación inicial y continua. “Ser docente en Finlandia, afirmó la
hispanista, es una profesión de élite y sólo acceden los que tienen los mejores
expedientes y son capaces de pasar una entrevista que evalúa su capacidad
comunicadora y de lenguaje”. Además, estos profesionales se sienten “elegidos”
y saben de su competencia y disfrutan con su trabajo.
Esto crea un “clima muy bueno en las
clases ya que los alumnos, sean del nivel que sean, tienen claro que tienen
ante sí a los mejores de la sociedad y que están allí para formarles”. Respecto
a los contenidos, Inger Enkvist señaló que la clave del éxito finlandés radica
“en sus buenísimos resultados en comprensión lectora. Además, el alumno, pese a
tener un gran nivel de exigencia, también goza de mucha libertad, tanto para
organizar su tiempo como para elaborar su currículo, aunque siempre dirigido
por docentes y directores”. Finalmente señaló que en Finlandia, “la igualdad se
entiende como la capacidad para hacer que todos consigan buenos resultados y
eleven su nivel”.
Después de analizar y exponer las acciones
que funcionan para conseguir una escuela excelente, Enkvist señaló la
experiencia contraria, la de la escuela sueca, que pese a contar en los 70 con
un modelo excelente “lo fue perdiendo en los últimos 30 años por unas políticas
educativas equivocadas”. Así, entre los “errores” más graves, se incidió en que
todos los alumnos, independientemente de su capacidad, estudiasen juntos, lo
que provocó muchos problemas en las aulas y la huída de los mejores docentes a
otras profesiones. También se descentralizó la escuela y, en algunos casos,
esta autonomía fue confundida con abandono en las funciones. Todo ello dio como
resultado un bajón en el nivel educativo.
En un nivel más profundo, la catedrática
considera que “en realidad, lo que se busca muchas veces es quitarle
importancia a la relación entre el alumno y el profesor, pero una de las
consecuencias es que el alumno supuestamente tiene que pasar por todo el
desarrollo de la humanidad él solo, lo cual es imposible. Y todo, por la idea
de que el alumno pueda integrar mejor las ideas que él mismo encuentra. Lo que
sucede en el aula, es que el estudiante se dedica a tareas bastante mecánicas
porque son la únicas que puede realizar sin la ayuda del profesor y todo esto
va en detrimento del desarrollo del pensamiento”.
Todo ello ha llevado a lo que algunos
llaman “el infantilismo en la Educación, donde en vez de preparar al niño y al
joven para la vida adulta, se le invita a estar siempre jugando y satisfecho de
sí mismo. Otra tendencia posmoderna muy negativa para el desarrollo intelectual
del joven es la aceptación de la fragmentación, que va unida a la autonomía del
alumno y a la tecnología. Si al alumno no se le pide que estructure, que
desarrolle una idea, que repase y que memorice, todo queda en el instante. El
rendimiento escolar es dar cuenta de lo que ha hecho un alumno previamente”.
Finalmente, Inger Enkvist enumeró algunas
acciones de mejora que han tenido muy buenos resultados en su país, y que
tienen al liderazgo como pilar fundamental, tanto de los directivos de las
escuelas como de los propios docentes. Así, la ponente explicó que “las buenas
escuelas permiten a sus docentes formarse, viajar e intercambiar experiencias
otras escuelas excelentes. También les dejan espacio para desarrollar sus
aptitudes en el aula”.
En el caso de los centros con más
problemas, “se han dividido en unidades más pequeñas para que todos los alumnos
y los docentes se conozcan, la cercanía es fundamental. También se ha intentado
que el alumno se sienta parte del sistema y de su escuela con medidas tan
fáciles como introducir una prenda propia, tipo uniforme. En estos casos debe
trabajarse con objetivos a corto plazo”. Finalmente, Enkvist recordó la labor
“fundamental de los padres, no tanto dentro de la escuela, sino cuando el
alumno sale de ella, motivando, preguntando y haciendo sentir al chico que la
tarea que hace es fundamental para su futuro”.
A parte de leer este artículo me he informado
por una amiga finlandesa que todo esto es cierto, que a ella se lo explicaban
allí cuando iba al colegio, que los profesores son elegidos a conciencia.
No solo tienen que aprobar unos exámenes u
oposiciones como aquí para evaluar sus conocimientos, sino que además tienen
que superar una especia de test psicológico para comprobar que están lo
suficientemente capacitados para dar clases.
Y es que ser profesor no es solo dotarte
de conocimientos sobre la materia/s que vayas a impartir, sino saber cómo
explicar, cómo tratar con los alumnos, cada uno con sus circunstancias personales,
sus intereses, problemas ( un microsistema como diría Miguel)
Es decir, hay que ser profesor y un poco
psicólogo, aunque para mí la palabra profesor ya implica ser las dos cosas.
Pero siempre es bueno saber de todo, y yo agradezco estar dando la asignatura
de psicología en la carrera y desde el primer año, estoy aprendiendo
muchísisimo y creo que una de las cosas más importantes es saber cómo piensa,
actúa, se relacionan los niños/as, para comprenderlos mejor y saber usar las
herramientas adecuadas en cada momento y con cada niño/a.
Además con esta selección, se hace mucho
más prestigiosa la labor del docente, ya que por desgracia nuestra sociedad
funciona así, somos rivales, competitivos, y funcionamos mejor cuando nos
someten a pruebas. Es por eso que allí un docente es un una profesión de élite
y sólo acceden los que tienen los mejores expedientes y son capaces de pasar
una entrevista que evalúa su capacidad comunicadora y de lenguaje.
Aunque mirándolo por el lado positivo,
también puede resultar beneficioso, de hecho Finlandia destaca en el informe
PISA. Deberíamos tomar conciencia de en qué estamos fallando, mirar por
nosotros, en qué podemos mejorar, imitar en cierto modo los modelos que
funcionan mejor que el nuestro. Que esto no quiere decir que sea mejor o peor,
pero como todo en la vida hay que aprender y mejorarlo, y pienso que nunca es
tarde para ello, menos para la educación, algo tan cambiante y esencial en
nuestras vidas.
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