INNOVACIÓN



http://elpais.com/diario/2008/04/08/sociedad/1207605601_850215.html


Me he interesado por este articulo, por el impacto tan positivo que a supuesto en nuestra sociedad la implantación de nuevas tecnologías e innovaciones.


Cada vez son mas los colegios e institutos que hacen un mayor uso de las aulas TIC y de las pizarras digitales.


Con estas nuevas tecnologías, profesor y alumnos/as, tienen más facilidad a la hora de buscar información, ya que Internet es un acceso ilimitado de recursos.


Con la pizarra digital los profesores/as, podrán mostrar a los alumnos/as en sus clases, noticias de actualidad, videos, etc.


Las nuevas tecnología bien empleada, por parte del profesorado, puede llegar a ser un medio de motivación para los alumnos/as. Pero hay que señalar que un mayor uso de Internet no va a aumentar el rendimiento escolar.


Un buen profesor/a,debe utilizar este medio como un recurso para mejorar sus clases, ya que le facilita mucho la tarea.


Una clase no se debe convertir en un lugar donde el niño/a, todo lo aprenda a través de Internet.


Por ello, el profesor/a, tendrá que seguir buscando nuevas estrategias y métodos para que sus clases no se conviertan en una rutina con el Internet.


Por que llegará el momento en que el profesor/a, mande realizar un trabajo y los alumnos/as, solo se encargaran de entrar en Internet y copiar lo que les interesan.


Estas nuevas tecnologías bien empleadas, pueden llegar a ser muy eficaz para poder transformar el modelo educativo.


Y así, poder cambiar cada vez mas el sistema tradicional de enseñanza, donde el profesor/a solo se encarga de llegar a su clase explicar el tema que tenía preparado y hasta el siguiente día. Con eso solo logrará que la gran mayoría de los alumnos/as se aburran en clase y no atiendan a sus explicaciones.






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Estos profesores están revolucionando la enseñanza flip teaching (`darle la vuelta a la enseñanza´)

Con este artículo sacado de
http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo.php?id_edicion=7287&id=78278 , aunque lo encontré en la revista en papel que viene mucho más detallada, quiero mostraros que la enseñanza debe y puede ser modificada al tiempo y la época en la que vivimos. Como todo en este mundo se queda obsoleto, y es por ello que algo tan esencial y básico como la enseñanza que ha perdurado a lo largo de la existencia del hombre debido a su gran importancia, no se tome a la ligera. Por lo tanto estoy de acuerdo que hay aspectos que debemos modificar, e incluir también las nuevas tecnologías como se muestra en este artículo. Pero todo esto con cierto límite y combinando las dos cosas, ya que no veo bien que se pierdan las clases magistrales, la figura de autoridad del profesor, quizá hablo así porque es a lo que estoy acostumbrada, pero me mantengo firme en que debe ser un cambio progresivo y gradual, sin dejar de lado lo que tanto ha perdurado. Se debe empezar analizando los fallos del sistema educativo actual y proponer propuestas para avanzar hacia una mejoría.

Un día decidieron grabar sus clases en vídeo, colgarlas en la red y, de pronto, se convirtieron en un fenómeno capaz de revolucionar la enseñanza. el éxito de estos profesores, con sus clases gratuitas, de calidad y `adictivas´, calienta el debate sobre cómo adaptar el sistema educativo al mundo del siglo XXI.

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Estos profesores están revolucionando la enseñanza

«La escuela es aburrida». «El mundo entero se está transformando, pero el sistema educativo no ha cambiado desde el siglo XIX». «El modelo del profesor que suelta la lección a sus alumnos y luego los examina bajo un patrón estándar ha caducado». Bajo estas premisas, expertos de medio mundo llevan años pensando en cómo adaptar las aulas al siglo XXI.


Un debate que, hasta hoy, no parecía estar aportando grandes cambios al modo en que aprenden nuestros hijos. El éxito de la Academia Khan –un proyecto que ofrece clases gratis en Internet, que acumula casi 140 millones de visitas y cuyos vídeos ya se utilizan en el programa escolar en varias escuelas de California–, sin embargo, parece haber agitado la discusión en el seno de la comunidad educativa.


El gran eje del debate es cómo hacer atractivos el aprendizaje y la enseñanza. Una misión en la cual las nuevas tecnologías están llamadas a jugar un papel decisivo. Proyectos como la Academia Khan o el del valenciano Juan Medina, cuyos vídeos(www.lasmatematicas.es) cuentan ya con más de 20 millones de visitas, así parecen demostrarlo.


Ni Khan ni Medina, en todo caso, cuyas iniciativas arrancaron en 2006, son pioneros en este campo. Tres años antes, el astrofísico Walter Lewin convulsionó la enseñanza de la física con demostraciones prácticas que colgaba en la web. En sus clases, Lewin dejaba que una bola de acero colgada de un péndulo se acercara a su mentón o que la corriente eléctrica fluyera por su cuerpo. Hoy, sus más de cien vídeos acumulan dos millones de descargas cada año.


La idea detrás de esta enseñanza abierta y compartida es sencilla: se graban las lecciones y se cuelgan al alcance de cualquiera en cualquier momento y en cualquier lugar. Las de Khan, por ejemplo, comenzaron a ser utilizadas en 15 escuelas de California al inicio del presente curso escolar. «Los alumnos –explica Khan–ven los vídeos en sus casas, pueden rebobinar, detenerse, ir hacia adelante, verlo las veces que deseen; la lección está así siempre a su disposición». Al día siguiente, en clase, comparten lo aprendido, resuelven dudas y se desarrolla la interacción entre el profesor y sus alumnos. «Todos aprovechan mejor el tiempo que pasan juntos –añade Khan– con ejercicios prácticos y actividades en grupo».


Este nuevo concepto se ha dado en llamar flip teaching (`darle la vuelta a la enseñanza´) y lo que propone en última instancia es invertir el método donde el profesor habla y los alumnos escuchan. Los mayores críticos del flip teaching, curiosamente, acusan a gente como Khan o Medina de ser demasiado tradicionales en su forma de enseñar. Los constructivistas, defensores del aprendizaje por descubrimiento, donde el alumno aprende las cosas por sí mismo para que así desarrolle su destreza para resolver problemas, no ven nada significativo en esta tendencia. Para este grupo, que promueve una revolución para que en las aulas domine la experimentación, lo que hacen Khan o Medina sigue siendo transmisión de conocimiento, no construcción del mismo.


Discrepancias aparte, la idea de que el modelo tradicional ha perdido validez despierta amplio consenso. Así lo cree Juan Freire, experto en cultura digital y ponente en el próximo Congreso Ciudadanía Digital, que acogerá San Sebastián los días 8 y 9 de mayo: «La educación se ha basado siempre en la transferencia de conocimientos del profesor al alumno –subraya–. Ahora, esta transferencia puede producirse de otras maneras».


Richard Baraniuk, fundador de Connexions, una pionera web de código abierto donde compartir, reutilizar, recombinar, interconectar y enriquecer libros de texto, conmocida ya como el `Napster de la educación´ asegura que, de hecho, en un aúla, a partir de la tercera fila el grado de atención decrece exponencialmente. «Si lo que quieres es contarle algo a alguien –argumenta Baraniuk– una clase-conferencia puede ser útil, pero si quieres que aprenda de verdad, su eficacia es relativa».


«Los niños de hoy –abunda el británico Ken Robinson, autor del Informe Robinson, texto clave sobre los retos de la educación en el siglo XXI– se están criando en el periodo de estímulos más intenso de la historia: Internet, móviles, publicidad, televisión… y son penalizados en la escuela cuando se distraen. Pero ¿de qué se distraen? Pues de cosas aburridas, casi todo lo que se les enseña en el colegio». Por eso, para Robinson, una de las premisas básicas que debe plantearse cualquier reforma educativa es no aburrir.


Khan es de los que han tomado nota de este principio. Así lo entienden, al menos, los millones de personas que han dejado sus comentarios de agradecimiento en su web. «Recuerdo –cuenta Khan– uno de los primeros que recibí: `Por primera vez en mi vida me he reído haciendo derivadas´. Poco después recibí otro:''Mi hijo de 12 años es autista y las matemáticas eran para él una pesadilla. Nos tropezamos con sus vídeos sobre decimales y lo entendió enseguida. No nos lo podíamos creer. Imagínese –subraya Khan–, yo era analista de riesgos; no estaba acostumbrado a esto [se ríe]. Me hizo sentirme muy bien y decidí seguir». Ahora, seis años después, arropado por los grandes popes del negocio tecnológico, Khan piensa a lo grande: «Quiero ofrecer conocimiento de calidad sobre cualquier tema. Y gratis. Me gustaría hacer de la escuela un lugar divertido y eficaz, características que hoy no reúne».


Los vídeos que Khan realiza no son visualmente arrebatadores: su voz suena sobre un fondo negro a modo de pizarra en el cual sus explicaciones van traduciéndose en imágenes. Su estilo entusiasta y ameno, así como la entrega que pone en cada lección, es el factor que ha seducido a sus millones de seguidores. Es decir, la tecnología, para Khan, no es más que un vehículo bien aprovechado; sin talento comunicador, nadie le habría prestado tanta atención.


Internet aporta, en este sentido, un elemento de juicio inapelable. De entre toda la maraña de profesores y divulgadores que pueblan la Red, solo triunfan aquellos que enganchan con el alumno. «Hay mucha gente que, más que contenidos, ofrece un show –subraya Khan–. Otros saben mucho, pero aburren a las piedras. Supongo que conseguí aunar contenido y ritmo adecuados».


Esta criba, digamos, natural que se produce en la Red refuerza una de esas premisas educativas sobre las que cabe poca discusión: la clave de la buena enseñanza pasa por contar con buenos profesores. Este es, precisamente, uno de los puntos que a Ken Robinson le gusta subrayar. «Ya sea por Internet, a distancia o en persona, cualquier estudiante puede seguir un programa de estudios inadecuado –apunta–. Lo importante es que tus esfuerzos se enfoquen en la dirección correcta para sacar lo mejor de ti mismo, lo cual se consigue con una buena orientación. La tecnología es muy útil, pero sin buenos profesores que animen e impliquen a los alumnos seguimos igual».


«Implicar a los alumnos» es, para Robinson, otro de los conceptos que debe regir toda reforma educativa que se precie. Según él, nuestro sistema anula la individualidad al definir la inteligencia en función de las aptitudes académicas. «Deberíamos pasar –sugiere– de este sistema `industrial´ a uno ''agrícola donde el colegio ponga las condiciones para que nuestras capacidades puedan florecer».


Son ideas que enlazan con la teoría de las inteligencias múltiples elaborada por el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales Howard Gardner. Este psicólogo, investigador y profesor estadounidense entiende que cada persona posee talentos específicos y que estos determinan nuestro aprendizaje. «Puedes ser sobresaliente en matemáticas, de la media en idiomas y mediocre en dibujo –sustenta Gardner–. Todos poseemos fuerzas relativas en potencia, pero para desarrollarlas se necesita motivación, modelos, apoyos…». En opinión de Gardner, Robinson y un gran número de expertos, el sistema que trata a todos los alumnos igual no facilita el desarrollo de ese potencial. «Debemos despertar en los niños todo eso que está dentro de ellos», concluye Gardner

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